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Un campamento diferente

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Los campamentos de verano están geniales par que los chavales hagan cosas distintas en las vacaciones de verano, sobre todo cuando tanto el padre como la madre trabajan y resulta complicado dejarlos tantos días con alguien, esa es una alternativa muy bien acogía entre los padres y entre los propios niños que disfrutan mucho en estos lugares.

Llevo trabajando en uno de estos campamentos tres años consecutivos y la verdad es que me encanta, además me saco un sobresueldo en verano que me permite ahorrar para la compra del coche que me quiero comprar. En este campamento hacemos de todo un poco, en este en el que yo estoy, trabajamos mucho el compañerismo, la autosuficiencia y la generosidad, sí que hacemos muchos trabajos grupales, manualidades, juegos, practicamos deportes de grupo y así un montón de cosas más.

Este año vamos a intentar hacer un desafío con los chicos y a va a ser construir una barca con tapones de corcho, dada la flotabilidad de los corchos será un éxito seguro, para adquirir un buen numero de estos tapones me dijo mi jefe entra a gruartlamancha.com e infórmate  todo lo que tenemos que hacer para comprar una cantidad importante de corchos. Así lo hice y realizamos el pedido.

Los chavales alucinaron cuando les contamos en que consistía la manualidad de este año y se pusieron manos a la obra casi de inmediato, les entusiasmaba saber si seriamos capaces de construir algo que nos permitiera cruzar el rio sin tener que nadar, una barcaza de corcho sería una buena opción.
En poco más de tres días ya teníamos construida casi la totalidad de la barca, los corchos perfectamente alineados fueron tomando forma de plancha recta con una pequeña curvatura en el extremo para evitar que el agua subiera por encima. En el centro a modo de mástil se le puso un gran palo de bambú porque era el material que menos pero aportaría a la barca.

Y así, en cinco días, tuvimos terminada la barca, quedó perfecta, flotó desde el primer momento, no se sumergía y encima soportaba a tres personas ¿Qué mas podíamos pedir? Pues una vela. Del mástil improvisado sacamos una cuerdecita que atada a un extremo de la barca hizo de guía para la vela y aunque parezca mentira aporto velocidad al invento y pudimos cruzar el rio. Nos echamos unas risas y todos disfrutamos del trabajo en equipo.